Nada te prepara…para despertar sintiendo que todo se mueve y derrumba a tu alrededor, nada te prepara para pensar en como resguardar a tus seres queridos de esto que a todas luces sabes que ahora si es en serio…nada te prepara para que de madrugada puedas ver y moverte a tientas y pisando sobre aquellos objetos materiales que atesoraste durante años y ahora caen al suelo destruidos, buscar a tus familiares , calmarlos y calmarte a ti mismo diciendo esto ya pasará… que la casa resistirá porque… nada te prepara… No obstante haber leído y estudiado la teoría de los movimientos sísmicos y el comportamiento del planeta , cuando la tierra se mueve de verdad nada te prepara.
Después de días de ocurrido uno de los mayores desastres que ha afectado a nuestro país en su historia y uno de los más grandes del mundo puedo acercarme a esta ventana virtual en busca de parte de mi normalidad cotidiana. Quiero agradecer a todos l@s amig@s que me han enviado mensajes expresando su solidaridad con mi país…Gracias a todos aquellos que han acudido al llamado de esta tierra del fin del mundo asolada una vez más por la tragedia para brindar una mano amiga… Gracias!
Afortunadamente yo y mi familia como también mi entorno laboral y de amistades hemos pasado la racha sin mayores trastornos más allá de la pérdida de bienes materiales y poco a poco retornamos a lo nuestro. El país -como lo ha hecho durante siglos- se vuelve a levantar, llora a sus muertos y sigue a adelante. Acá , entre réplicas, atochamientos de tràfico, y una enorme cantidad de escombros que se acumulan por las calles, los penquistas (que así nos llamamos los habitantes de Concepción, ya que la original Penco fue destruida por un maremoto) retoman sus particulares rutinas y tratan de volver lo más pronto posible a la normalidad aparente. Atrás quedan los miedos , los llantos y dolores por las pérdidas, la rabia por los saqueos y los errores, atrás queda una ciudad y un país que ya no será el mismo.
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