Navegamos hacia la Isla Santa María en la Motonave “Isabel” de la Naviera Santa María, un entretenido paseo con el espléndido paisaje del Océano Pacífico. La embarcación perteneciente a la empresa naviera Santa María y construida en los astilleros de Asmar, con 130 toneladas y una capacidad de transportar a 90 pasajeros, es cómoda y bien equipada para el viaje de algo más de 2 horas entre la Isla Santa María y el Continente. El zarpe se realizó puntualmente a las 11:00 horas con presencia de personal de la Armada y en perfecto orden. Estivada la carga y con pasajeros a bordo suena la sirena y el buque suelta amarras alejándose del muelle del Puerto Artesanal de Coronel, para tomar rumbo al oeste en dirección a la Isla. Poco a poco quedan atrás las instalaciones del Puerto y a lo lejos se observa el Faro Punta Puchoco. Durante la navegación no se observan otras embarcaciones salvo algunas muy a lo lejos en el horizonte, no obstante gran cantidad de aves de distinto tipo, gaviotas, pelícanos etc., se cruzan frente a la “Isabel” Durante casi todo el viaje, el mar está calmo y las olas oceánicas no se elevan demasiado, con lo cual el buque navega suavemente y sin cabeceo. Esto dura hasta aproximadamente una hora y media en que las condiciones cambian y el buque comienza su trayecto sobre un mar algo más agitado que por momentos lo hace cabecear , pero esto no llega a incomodar a los pasajeros algunos de los cuales, permaneces en la cubierta superior, incluso algunos niños corretean por las escaleras. Transcurridas poco más de dos horas se arriba a Puerto Sur , en la Isla, procediéndose a las maniobras de anclaje y posteriormente al desembarco, que esta vez se realiza en botes a motor que rápidamente trasladan a los pasajeros y la carga. Al pisar tierra la primera impresión de la isla sorprende el agitado movimiento de su gente, al borde la playa de Puerto Sur un sin número de pequeñas embarcaciones esperan a los que llegan y despiden a los que se van en esta recalada de la “Isabel”, tractores remolcan los botes y la carga hasta otros vehículos, gente que va y viene. Permanecemos unos pocos minutos esta vez y debemos embarcar, junto a isleños que viajan al continente a diversas gestiones personales. Algunas señoras que deben acudir al Hospital otros a sus trabajos, y así cada persona es una historia que se oye en cada conversación mientras el pequeño bote a motor nos traslada hacia la Moto nave. “no me gustan estos botes, prefiero los de madera (dice una señora refiriéndose a la moderna embarcación de fibra que corta raudo las agua gracias a su motor de gasolina), prefiero los de madera… son más seguros, con mi viejo navegábamos hasta de noche…con luna…”
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