Hace más de 30 años cuando irrumpió la radio en frecuencia modulada en nuestro país se produjeron importantes cambios programáticos, en el aspecto técnico –un sonido de calidad superior y en muchos casos estereofónico- y de contenidos. La vieja amplitud modulada dejaba paso –ahora sabemos que temporalmente- a la nueva y glamorosa FM. Al fin se podía escuchar largas horas de música de todo tipo y sin los molestos cortes comerciales al estilo de la AM de esos años –que hoy se suele escuchar en los espacios libres de un relato de fútbol - en donde un locutor leía los avisos uno tras otro, separados por una corta pausa, con mayor o menor énfasis dependiendo de la naturaleza del producto y con mayor o menor timbre dependiendo de la voz del locutor. Escasamente contenían algo de lo que ahora se llama “producción” y nada de la parafernalia publicitaria actual. Digamos en honor a la verdad que también había voces de grandes locutores que era un agrado escucharlos aun cuando leyeran un comercial; estoy pensando en un Sergio Silva o una Alodia Corral. Pero el caso es que escuchar radio antes de la FM era necesario aceptar el paquete completo –no existía el control remoto- y entre tema y tema musical, los infaltables comerciales. Algún tiempo después este fenómeno se repite en cierto modo con la TV. En efecto cuando apareció la TV por cable, junto con la calidad de la imagen asegurada por la transmisión a través del coaxial directo a cada domicilio, el gancho era que se podría tener una mayor oferta de canales con estaciones de gran calidad de todo el mundo y ¡sin comerciales! Pero, como quiera que sea , finalmente la oferta de canales resultó bastante discreta, con alguna “honrosas excepciones” como los grandes de los documentales y las señales internacionales de televisión europea, me refiero a Antena 3, TV Española, TV francesa, Alemana etc., Pero con el tiempo los documentales de calidad se fueron transformando en cápsulas de 30 minutos que a fuerza de comprimir y resumir resultan en reseñas –a veces con muy buenas imágenes- pero con muy poco análisis o reflexión de por medio, es decir muy digeribles pero bastante light. Posteriormente la oferta de TV cable se encareció, se hizo más selectiva a través de agregar una simple palabrita: “Premium”, que convirtió a algunos canales en estrellas del firmamento televisivo, como ciertos canales de deportes, varios de películas y –como no- la versión TV de Play boy. Eso sumado a los triple paquetes –que incluyen la Internet y el teléfono además de la TV- dan forma aun negocio millonario –son pocos los operadores en Chile- pero de dudosa calidad. Sino basta pensar en los deficientes servicios de atención al cliente cuando hemos tenido que llamar a los “call center” donde tras discar todos los números imaginables, recitar nuestro RUT y… “si termina en k reemplácelo por un uno” , no tenemos la respuesta requerida, o se corta la comunicación o nos remiten a una de esas operadoras o ejecutivas que “en este momento se encuentran ocupadas” Parece ser que en Chile el concepto de “servicio” no está muy arraigado en el ámbito comercial. Así las cosas, finalmente ocurrió lo indeseable, los dichosos comerciales no tardaron en llegar a la TV por cable. Y de la peor manera, a través de esa verdadera tomadura de pelo conocida como telecompras. Telecompras, televentas o como le llamen en todo caso siempre hay un producto “excelente” que es “imprescindible” para nuestra supervivencia y que además nos resultará baratísimo en cómodas cuotas descontadas de nuestra tarjeta de crédito: ¡Llame Ya! Dependiendo del producto, será un elegante chef, una estupenda mujer en tenida deportiva o un sujeto con aire docto o pseudo científico que alabará las bondades del producto, sus interminables accesorios y por cierto la oferta de lleve esto gratis si llama entre los diez primeros. Hasta los canales especializados en documentales han desarrollado una forma de publicitar sus propia programación a través de segmentos de unos 5 minutos que intercalan cada treinta, es decir entre cada fragmento de documental. En ello machacan a diario sobre tal o cual programa, o aparece un sujeto contándonos que se está planeando para la semana en este canal o cómo se hizo (back stage) tal o cual. Se que la televisión es un potente medio de comunicación de masas; se que existe una cosa llamada control remoto y que puedo usarlo a discreción, pero realmente si se me apareciera el genio de la botella y me concediera un deseo , sin duda uno de ellos sería que desaparezcan las “tele baratijas”
Epílogo.
Mientras tecleaba estas líneas, varios sujetos y algunas damas encantadoras desde la pantalla intentaron venderme una aspiradora, una máquina de hacer ejercicios y otras linduras por el estilo. Suerte que tenía a mano el control remoto y bastó presionar un botón para que la TV enmudeciera y a pie de pantalla de los vendedores se puede ver en un brillante color verde la palabra MUTE.

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